Vivir en la impermanencia

El diseño de espacios para la acogida de refugiados

¿Cuántas veces nos hemos enfrentado a la situación de no poder volver a casa al final del día porque ésta ya no existe? Imaginemos que después de un ajetreado día de trabajo, cogemos nuestras cosas y llamamos a nuestras familias para avisarles de que volvemos a casa. Imagina todas las cosas que hacemos todos los días, pero que ya no podremos hacer nunca más porque, de repente, nos encontramos en una tierra desconocida y no tenemos nuestra propia cama o ni siquiera un suelo donde dormir, por no hablar de un ventilador de techo o una mosquitera.

Cuando los miembros de la comunidad rohinyá fueron desplazados a la fuerza de su hogar, de su vida cotidiana, de sus tierras de cultivo en Myanmar, huyeron a Bangladesh de la noche a la mañana, cruzando el río Naf con o sin embarcaciones y perdiendo a muchos seres queridos por el camino. Tras el genocidio, de un día para otro se encontraron con una nueva realidad que se asemejaba a una pesadilla. Sin refugio, sin baños, sólo la inmensa colina de una tierra extranjera.

Sin embargo, los habitantes de esta tierra extranjera, Bangladés, se apresuraron a apoyarles con todo lo que tenían. Rápidamente llegaron alimentos, lonas y aseos provisionales, pero todo este esfuerzo no fue suficiente para albergar a un millón de refugiados a cielo abierto.

Esta situación de emergencia se prolongó en el tiempo. Y al cabo de un año el problema no era solo la falta de comida, higiene y cobijo. Por si la ausencia de necesidades básicas no fuera suficiente, empezaron a surgir muchos otros problemas. La violencia de género, los problemas de salud o los conflictos entre la población local y los refugiados se convirtieron en retos cotidianos que poco a poco minaron el bienestar mental de la comunidad rohinyá y contribuyeron a su pérdida de identidad.

centro de acogida de refugiados de la Memoria rohinyá
El Centro Cultural de la Memoria rohinyá aborda los problemas de salud mental e identidad de la comunidad de refugiados. Foto @ Rizvi Hassan

Como profesionales del diseño, nos propusimos comenzar a trabajar sin expectativas sobre cómo diseñar espacios para este contexto. Para nosotros, lo importante era ayudar en esta situación de crisis. El campo de refugiados crecía literalmente cada día, consumiendo una enorme cantidad de recursos, materiales y esfuerzos humanos. Los diferentes espacios se construían en el menor tiempo posible, sin tener en cuenta los niveles mínimos de calidad de un entorno saludable ni garantizar una calidad de vida mínima, lo cual era una necesidad abrumadora, ya que la mayor parte de la comunidad estaba constituida por adolescentes y niños que se verían obligados a pasar una parte importante de sus vidas en el campo.

El gobierno y otras organizaciones habían estado haciendo todo lo posible para lograr una mejora en las condiciones del campo y, desde 2018 hasta 2022, colaboramos con ellos en muchas ocasiones. Durante ese tiempo, nos centramos en ofrecer soluciones en lugar de diseñar proyectos individuales. Desde espacios para oficinas gubernamentales o instalaciones sanitarias hasta zonas de aseo y refugios, todos requerían la atención de los diseñadores para lograr un uso eficiente de los recursos. Al mismo tiempo, se necesitaban espacios comunitarios para dar un sentido de identidad a los desplazados dentro de este ámbito temporal.

mujeres reunidas en el centro de acogida Comunitario Hindupara

El Centro Comunitario Hindupara refleja el colorido de sus miembros. Foto @ Rizvi Hassan

Construir mano a mano con la comunidad de refugiados nos brindó la oportunidad de entender quiénes son; de conocer sus colores, texturas y formas de vida; de escuchar sus historias y oírles hablar de sus vidas en su país de origen. Y sus historias se convirtieron en vibrantes pinturas, dibujos y formas que expresaban su identidad. También se crearon plataformas para intercambiar nuestros conocimientos locales con los suyos. Esta interacción posibilitó la capacitación de los miembros del equipo y de los responsables de la toma de decisiones de la comunidad, lo que probablemente fue el mayor logro conseguido durante todos estos años.

Para lograr ofrecer una respuesta adecuada, fue necesario atender a un amplio abanico de comunidades en este contexto. Empezando por los campos de refugiados rohinyá, nos acercamos a las comunidades de acogida, a las minorías étnicas bangladesíes y a las minorías rohinyá como los hindúes, para crear lugares donde pudieran reunirse tanto las comunidades bangladesíes como las rohingyá. En lugar de recurrir a ideas preconcebidas, tuvimos en cuenta sus costumbres, su cultura y su bienestar mental, lo que ayudó a crear entornos que les proporcionaran un sentimiento de valor y dignidad.

diseño de espacios seguros para mujeres refugiadas

Espacio seguro para mujeres y niñas para las comunidades de acogida y de refugiados. Foto @ Rizvi Hassan

Los desplazamientos siempre han sido un problema generalizado en todo el mundo. Muchas organizaciones trabajan en contextos similares, pero a menudo se pasan por alto la idoneidad, la participación activa, las consideraciones microambientales y culturales, lo que hace que en muchos casos los esfuerzos sean infrautilizados. En este corto periodo de tiempo, trabajar con una comunidad oprimida nos dio la oportunidad de compartir nuestros puntos de vista, conocer los suyos y tratar gradualmente los temas relacionados con la pérdida de identidad.

Crear con los hombres espacios dignos para las mujeres de la comunidad nos permitió ayudarlas a sentirse incluidas y valoradas. Trabajar con hindúes como grupo minoritario dentro de un contexto musulmán nos llevó a trabajar en la generación de confianza con el resto y colaborar con las comunidades de acogida nos ayudó a crear una mejor respuesta a las consecuencias de la llegada de refugiados. Todas estas oportunidades nos hicieron darnos cuenta de que la arquitectura puede conectar y crear impactos positivos cuando se utilizan métodos cuidadosamente diseñados, incluso allí donde la vida es temporal.

Imagen principal: El Centro Cultural de la Memoria rohinyá fue creado por artesanos rohinyá. Foto @ Rizvi Hassan